lunes, 25 de enero de 2010

VI: Perspectivas y expectativas

La probabilidad de satisfacción proveniente de sucesos cualesquiera depende en gran medida de tus expectativas. Y no encontrarás tarea tan ardua como medirlas, como cerrar el grifo de tu ilusión. Que algo te hace ilusión no es simplemente que deseas que un acontecimiento suceda, sino que además has planificado el quien, el como, el cuando y otras tantas variables, y que si alguna de esas variables se sale del rango que previamente definiste, tu ilusión puede tornarse en decepción.

Aunque la ilusión no es un ingrediente necesario para la llegada de las decepciones. Una desestructuración de los arquetipos de los seres que aprecias, o una distorsión o cambio brusco de la imagen que tienes de ellos te puede decepcionar. De hecho, la realización de acciones para ti intolerables o un ejemplo de corrupción de tus valores puesto en práctica por un completo desconocido pueden sumirte en el desasosiego.

¿Cómo evitar las decepciones? Midiendo muy mucho las expectativas, teniendo en cuenta que tu hermano te puede traicionar, tanteando siempre lo nefasto, siendo lo mas realista posible. Si alguien te decepciona, percátate de que el que te ha decepcionado en última instancia eres tu mismo, que tu negativo sentimiento se debe al golpe que te has dado en el periscopio para, a posteriori, enfocar mejor. No me refiero al nihilismo ni al pesimismo radical, sino al ser precavido, a medir tus espectativas, al dar margen al error y a la mala fe. No me refiero a que es mejor no andar porque te vas a caer, sino al darte cuenta de que si caes es porque hay zancadillas, pero no hay zancadilla que te impida levantarte.

1 comentario:

  1. Aún así, la creación de expectativas e ilusiones es una fuerza motriz bastante útil, siempre y cuando sea franca y realista. No es mentirse a sí mismo, sino tener una fuerza mayor a la vital para poder actuar conforme a la actitud que se quiera llevar.

    El error puede residir en la necesidad de ideales/ilusiones/expectativas basadas en la fantasía o la propia necesidad que, en ese momento, lleve la propia persona. He ahí cuando uno se engaña a sí mismo y actúa en base a un apoyo que tal vez no exista. Puede hacerte llegar lejos, sí... pero también hundirte profundamente.

    Besos, bro!

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